Japón día 18: el templo de Uji y el Gran Buda de Nara

Templo Byodo-in en Uji

En nuestro penúltimo día en la región de Kansai decidimos visitar dos lugares el mismo día. Acompáñame en mi viaje a Uji y Nara.

Mi templo budista favorito de Japón

27 de noviembre de 2019

Nos levantamos bien temprano porque nos tocaba desplazarnos a la ciudad de Uji, al sur de Kyoto. Nos plantamos allí a las 8:30 y me sorprendió lo pequeña que era la ciudad y los pocos turistas que había. Habíamos pasado dos días en Kyoto y el contraste era enorme.

Lo primero que nos encontramos fue una estatua dedicada a la novela Genji Monogatari, un clásico de la literatura japonesa y una de las primeras novelas publicadas (además escrita por una mujer). Había oído mucho sobre esta novela en la carrera por lo que es una de mis eternos pendientes.

Estatua de Genji Monogatari en Uji
Estatua de Genji Monogatari en Uji

Cruzamos el puente Asagiri y he de reconocer que toda esta zona es preciosa. Un lugar agradable para pasear y desconectar. Tras ello, llegamos al templo Byodo-in, conocido por aparecer en el reverso de las monedas de 10 yenes.

Templo Byodo-in en Uji
Templo Byodo-in en Uji

Os aseguro que el templo era precioso por fuera. El más bonito que he visto hasta la fecha. Su interior no se quedaba atrás ya que podíamos ver réplicas de las pinturas que hay en la sala de la estatua de Buda. Desgraciadamente no tengo ninguna foto del interior porque era un museo donde se estaba prohibido echar fotos. Solo puedo decir que tengo agradables recuerdos de este lugar.

En torno a las 10:00 vimos por última vez el templo antes de poner rumbo al siguiente destino.

Conociendo casas tradicionales japonesas

Tras dejar Uji atrás, llegamos a Nara. Antes de ir al famoso Todai-ji, nos desviamos para conocer la residencia Naramachi Koshi de entrada gratuita. Aquí fuimos acompañados de quien parecía ser la dueña quien nos enseñó encantada la casa y nos estuvo explicando, en japonés, muchas curiosidades.

La vivienda está construida para que parezca estrecha y pequeña por fuera, pero por dentro era larga con incluso un pequeño jardín. Estaba todo muy bien cuidado y casi no había turistas. Una actividad que recomiendo.

Plato más grande de Japón en el museo Naramachi de Nara
Plato más grande de Japón en el museo Naramachi de Nara

Muy cerca se encuentra el Museo Naramachi, también de entrada gratuita. Es un museo de historia y costumbres locales. Una de las cosas que llamó nuestra atención fue el plato más grande de Japón, casi tan alto como yo.

Recuerdo que acabamos comiendo en un Saizeriya mientras veíamos a los ciervos cruzarse en mitad de la carretera mientras temíamos que los atropellaran.

Los ciervos de Nara

Pusimos rumbo al siguiente punto: el templo Kofukuji. La tranquilidad que habíamos ido teniendo hasta ahora había desaparecido por completo. Este recinto estaba lleno de turistas, cuando antes éramos los únicos. Este templo no me sorprendió en absoluto, y es que llevábamos una racha de templos preciosos entre los de Kyoto junto con el de Uji. Así que es entendible o eso creía…

Templo Kofukuji en Nara
Templo Kofukuji en Nara

Cuando llegamos al Parque de Nara los ciervos empezaron a rodearnos. Me parecieron menos maleducados que los de Itsukushima porque a éstos no les vi robar. En cuanto veían que no teníamos comida, pasaban directamente de nosotros.

Ciervos de Nara
Ciervos de Nara

El Gran Buda de Nara

Tras pagar la entrada accedimos al templo Todai-ji el cual había permanecido hasta ese momento totalmente oculto tras muros. Y yo había dicho antes que ningún templo me sorprendería en ese punto, pero en cuanto vi este, exclamó un sonoro «wow».

Templo Todai-ji de Nara
Templo Todai-ji de Nara

Es gigantesco. No os podéis hacer una idea de lo increíblemente grande que es. Se trata de una de las mayores construcciones de madera del mundo y te deja con la boca abierta.

Nada más entrar nos encontramos con su estatua de Buda (de 14,9 metros de altura), la cual no me pareció tan grande habiendo visto otras que lo eran aún más como la de Nokogiriyama, la cual mide el doble. Sin embargo, el hecho de que esté en un lugar tan pequeño y estrecho, hace que se vea enorme.

El Gran Buda de Nara
El Gran Buda de Nara

Como había mucha gente, no pasamos mucho tiempo observándola sino que entramos a dar una vuelta por el templo, el cual, sigo diciendo, es increíblemente grande por dentro. Recuerdo que hay una columna con un agujero que mide exactamente lo mismo con la fosa nasal de la estatua. Se dice que si consigues pasar a través de él, no enfermarás.

Al principio creía que no iba a conseguirlo, pero pude pasar sin problemas. La única pega es que tienes que arrastrarte por el suelo.

Un último paseo antes de volver

Al salir decidimos acercarnos al santuario Kasuga. El camino que conduce hasta él es precioso, con cientos de farolillos de piedra cubiertos de musgo a cada lado del camino. No entramos a la zona interna que era de pago, pero con el paseo por esta zona nos sentimos satisfechos.

Camino que lleva al Santuario Kasuga de Nara
Camino que lleva al Santuario Kasuga de Nara

No recuerdo cómo lo hicimos, pero el último recuerdo que tengo de Nara fue en un pabellón sobre un estanque, el Pabellón Ukimido, donde se nos hizo de noche.

Regresamos a Osaka y volvimos a pasear por la calle Dotonbori, viendo por fin su imagen más clásica: el Glico man. No recuerdo dónde comimos, solo sé que esa fue la última noche que dormiríamos allí.

Glico man de la calle Dotonbori de Osaka
Glico man de la calle Dotonbori de Osaka

Al día siguiente nos despediríamos de Kansai visitando otro lugar muy emblemático:
Japón día 19: el castillo de Himeji

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