El día anterior habíamos conocido la parte norte y central de Kyoto, este día descubriríamos la zona este y sur de la ciudad. Aún nos quedaba por ver algunos de los lugares más emblemáticos. Aquí te contaré mi aventura en mi segundo viaje a Kyoto.
La pagoda más alta de Japón
26 de noviembre de 2019
Llegamos desde la ciudad de Osaka a la estación principal de Kyoto. Eran las 8 de la mañana. Nuestra intención era conocer la pagoda más alta de Japón que se encuentra en el templo Toji. Entramos en los terrenos del templo en el que vimos algunos edificios de madera que se veían realmente viejos. La pagoda se alzaba con sus 54,8 metros de altura. Parecía vieja y desgastada y es que data del año 1644.
Teníamos la opción de entrar al templo y acercarnos aún más a la pagoda, pero llevábamos una racha de pagar muchas entradas en Kyoto y, como lo más interesante era la pagoda y ya la veíamos a lo lejos, decidimos pasar.
Pusimos rumbo a nuestra siguiente parada y en el camino vimos la torre de Kyoto.
El templo de las leyendas
Conseguimos llegar a nuestro siguiente destino: el templo Kiyomizudera. Se trata de otro de los lugares más conocidos y fotografiados de la ciudad. Estaba cubierto de rojas hojas otoñales que envolvían todo el recinto de auténtica belleza. Era precioso.
Entramos en su interior y comenzamos con una de sus leyendas porque, si algo tiene de peculiar este sitio, es que está cargado de ellas. Por ejemplo, nada más entrar, a mano derecha, hay un bastón de unos 2,5 metros de altura y de unos 90 kilos, se dice que si consigues levantarlo te irá bien en la vida. Por otro lado está la historia más famosa que dice que si te tiras desde su balcón (de 13 metros de altura) se te concederá un deseo. La segunda no la intentamos, pero la primera sí. Mis amigos consiguieron levantarlo ligeramente entre tres.
El templo por dentro es precioso, pero las vistas desde fuera lo son aún más. Desafortunadamente, estaba en obras, por lo que no pudimos apreciar su belleza. Merece la pena visitarlo en otoño.
El barrio más fotografiado
Al bajar del templo pasas por el distrito Higashiyama y el barrio de las geishas, Gion. Cruzamos la famosa cuesta Sanneizaka. Tengo que reconocer que aunque es una imagen típica del país, se me hizo bastante aborrecible con tanto turista. Apenas puedes disfrutar el barrio y es una pena.
Entre los edificios apareció, bien escondida, una pagoda de cinco pisos que es una de las mayores características del barrio. Sorprende que esté en mitad de las estrechas calles.
Nos detuvimos en el santuario Yasaka. Lo más llamativo es su escenario con sus cientos de faroles.
El séptimo torii más alto de Japón
Mientras nos dirigíamos al siguiente punto, pasamos por delante del templo Chionin con su gran puerta de 24 metros de alto y 50 metros de ancho, la más grande del país. Mis amigos dijeron de entrar a ver el templo, pero por mi culpa no lo hicimos (lo siento, chicos).
Seguimos caminando hasta que vimos a lo lejos el torii del santuario Heian. Se trata del séptimo más alto del país (posición que comparte con otro) con una altura de 24 metros y una anchura de 18 metros. Los coches parecían pequeños al pasar por debajo.
Finalmente llegamos al santuario Heian y debo reconocer que me gustó bastante, tal vez porque tiene esa esencia, tanto en los colores como en la arquitectura, de los templos sintoístas.
El famoso Fushimi Inari
Nuestra última parada del día nos haría coger un tren hacia el sur para llegar al famoso santuario Fushimi Inari. Este lugar estaba repleto de turistas, y no es para menos porque se trata de uno de los más famosos de Kyoto.
No tardamos mucho en empezar a recorrer sus puertas subiendo las escaleras hasta que comenzó a ver cada vez menos gente. Debo reconocer que aunque es realmente precioso, la subida es un poco pesada y monótona. Este lugar me gustó bastante.
Así terminaría mi segundo viaje a Kyoto.
Probando el Kushiage
Volvimos a Osaka por la tarde. Recuerdo que nos quedamos en la casa alquilada hasta la noche porque nos dolían los pies de tanto caminar. Cerca de las diez, salimos a cenar fuera. Nos pasamos por la calle Dotonbori y acabamos en un izakaya.
Pedimos un popurrí de kushiage, pinchos rebanados y fritos. Escogimos variedad de sabores siendo nuestro preferido, y el que más repetimos, el de queso.
Nuestras aventuras por Kansai continuarían, siendo nuestra siguiente parada otro lugar muy conocido:
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