Reconozco que este día fue un poco duro porque visitamos 3 ciudades. En el plan original tenía intención de ir a Yeliuh y Keelung y al día siguiente a Shifen y Jiufen, pero como descubrí Tamsui, tuve que sacrificar Shifen y juntar Jiufen con los otros dos.
Un parque geológico único
17 de marzo de 2023
Por la mañana temprano cogimos un autobús con destino Yehliu en el que tardamos 1 hora y 20 minutos aproximadamente. Queríamos visitar uno de los puntos más turísticos del país: el parque geológico Yehliu. Este lugar se encuentra en la costa y tiene unas extrañas rocas anaranjadas con forma de seta. Es especialmente conocido por la Cabeza de la Reina, la más famosa.
Aunque el autobús iba vacío, no se podía decir lo mismo del parque. Había una gran cantidad de turistas y es que este lugar es muy famoso. La entrada cuesta 120 TWD (bastante caro en comparación a otros sitios de Taiwán).
El lugar es impresionante, tanto a mi pareja como a mí nos gustó mucho. Nunca antes habíamos estado en un sitio así. Es una visita obligatoria si venís a Taiwán.
Llegamos hasta la Cabeza de la Reina y había una cola inmensa para echarse una foto. Le habían puesto varias piedras alrededor para que la gente no se acercara y una pasarela donde podías echarte una foto. Como mi novio no quería esperar, se fue a la cafetería, yo en cambio esperé unos 30 minutos para obtener mi fotografía. Puede que en el futuro esta roca se rompa por la erosión y deje de existir así que no dejé escapar la oportunidad.
Unas cuevas mágicas
Cuando nos sentimos satisfechos, pusimos rumbo al siguiente destino: Keelung. Cogimos un autobús que nos dejó en pleno centro de la ciudad.
Como teníamos que coger otro autobús más, aprovechamos para comer algo. En la zona en la que estábamos había muchas tiendas y un ambiente típico de China. Paramos en esta tienda cuyo plato principal era Xián tāngyuán (鹹湯圓), unas bolas de arroz glutinoso que nos costó 60 TWD. Fue mi comida favorita de Taiwán hasta ese momento. Además, la dueña nos atendió muy bien y fue amable con nosotros.
Al terminar, cogimos otros autobús y fuimos al templo Shengan. Un templo dentro de una cueva. Fue muy curioso, especialmente las estatuas talladas en la propia roca. A la entrada del templo, casi se nos pasó una estatua de Buda dorada que está elevada y apenas se ve con las ramas de los árboles.
Muy cerca hay otra cueva conocida como la Cueva de la Mano de Buda y es que este sitio tiene, en el techo del final, lo que parece una mano gigante. Fue divertido adentrarnos en la cueva pues, al contrario de la otra, no había nada. Seguimos las flechas, pasando incluso por lugares estrechos. Me sentía como una espeleóloga viviendo una aventura en un laberinto. Lo gracioso fue que no vimos la mano y es que no estaba señalizada. Acabamos entrando una segunda vez buscándola hasta que dimos con ella.
El paisaje que inspiró «El Viaje de Chihiro»
Tras coger otro autobús, volvimos al centro de la ciudad. En este punto tenía intención de ir al Zhupu altar, el parque Zhongzheng y el fuerte Ershawan, pero cuando vi que no había autobuses y era una cuesta enorme, decidí hacerle caso al cansancio de mi cuerpo y renunciar a esos sitios.
Aquí se presentó otro problema en el viaje, y otra vez tuvo que ver con los autobuses. Hay autobuses directos de Keelung a Jiufen, pero no pasan a menudo. Esperamos casi hora y media. Al menos estuve echando fotos al puerto y al letrero de Keelung al más puro estilo Hollywood.
Tardamos una hora en llegar a Jiufen pasando por carreteras llenas de curvas. Nos bajamos delante de un mirador que tenía unas vistas increíbles de la costa con el sol a un lado. Fue precioso.
Nos adentramos por las estrechas calles de la ciudad increíblemente abarrotada de turistas. Nos compramos un té de burbujas y ahí fue cuando me di cuenta de que me iba a pasar el viaje tomándolo.
Jiufen nos resultó un lugar muy turístico, con sus callejuelas llenas de tiendas de souvernirs y turistas. Al menos muy bien decoradas con farolillos. El problema fue cuando llegamos a A-MEI Tea House, no se podía caminar en este punto. El lugar es conocido por ser la base en la que se inspira el Viaje de Chihiro del Estudio Ghibli, así que estaba lleno de turistas, sobre todo japoneses. En este punto estábamos deseando irnos.
Reconozco que Jiufen es un lugar precioso, pero el turismo masificado le quita toda la magia al lugar. En cuanto te alejas del punto turístico, las calles están desiertas.
Ya eran las 18.30 así que decidimos cenar antes de marcharnos. Comimos en este sitio con vistas a la costa. Me pedí un Lǔròu fàn (魯肉飯), arroz con cerdo por 50 TWD.
Regresamos a Taipéi
Al terminar teníamos varias opciones (todas con trasbordo) para volver a Taipéi, pero dio la casualidad que unos taiwaneses que nos vieron en la parada nos enseñaron un autobús que llevaba directo. Gracias a ellos pudimos volver a la ciudad antes de lo planeado.
Estábamos agotados del día y de autobuses, así que nos fuimos derechitos al hotel a dormir.
Después de visitar los alrededores, tocaba el turno de visitar Taipéi:
Taiwán día 4: descubriendo Taipéi