¿Me creéis si os digo que no pensaba visitar Tamsui hasta 5 días antes del viaje? Dio la casualidad de que una instagramer que seguía estuvo la semana de antes de que fuera yo en el país y subió una foto preciosa del templo taoísta Wuji Tianyuan. Tras verlo, tuve que añadirlo a mi ruta. Te presento mi viaje a Tamsui.
Y fuimos a Tamsui
16 de marzo de 2023
Llegar a Tamsui desde Taipéi es sumamente sencillo, ya que está conectada por la línea roja del metro. El trayecto nos llevó aproximadamente una hora, y como coincidimos con la hora punta, los vagones estaban bastante concurridos.
Al llegar, nos encontramos con una ciudad costera pequeña, pero acogedora. Decidimos tomar un autobús para llegar al templo Wuji Tianyuan, y aquí fue cuando cometí mi primer error: descubrí que los autobuses no eran particularmente puntuales y algunos pasaban cada mucho tiempo. Lamento no haber investigado más a fondo y elaborado una lista detallada de los horarios de los autobuses que se dirigían al templo, ya que terminamos esperando casi una hora.
Uno de los templos más bonitos: Wuji Tianyuan
Me alegra enormemente haber incluido Tamsui en mi itinerario al final. Este lugar es simplemente hermoso por varias razones: una de ellas es su llamativa pagoda, y la otra son los cerezos que lo rodean, convirtiéndolo en uno de los mejores lugares para disfrutar de la floración de los cerezos de todo Taiwán.
Es importante destacar que en Taiwán todos los templos son gratuitos, lo cual es un plus para disfrutar del país.
Como pegaba fuerte el sol, entramos directamente en la pagoda. El interior estaba completamente decorado donde el dorado era el color dominante. En cada una de las plantas se podían encontrar estatuas de dioses taoístas.
Las vistas desde la planta de arriba no fueron gran cosa. Lo que sí me llamó mucho la atención fue que se pudiera ver la estatua de Guayin de mil brazos (la más grande del mundo dedicada a esta diosa) a lo lejos. Lugar que quería visitar, pero es difícil llegar sin coche.
Otra cosa que me sorprendió es que en la planta de arriba había militares con grandes máquinas investigando algo.
Una vez bajamos nos echamos muchas fotos y, de camino, disfrutamos de los pocos cerezos en flor que había.
Hora de comer
Regresamos a la ciudad en autobús y esta vez teníamos en mente un restaurante donde probar la comida típica de Tamsui: Tamsui a-gei (淡水-阿給), que consiste en fideos de celofán envueltos en tofu y sellados con surimi (pasta de pescado), servidos con una salsa agridulce.
El lugar al que fuimos es bastante conocido pues había cola y las paredes estaban llenas de fotografías de famosos. La carta está escrita todo en chino, para nuestra fortuna sabemos leer los caracteres (y yo sé un poquito de chino) así que enseñándole escrito lo que queríamos nos lo pusieron al momento. Y menos mal que sé chino porque se podía elegir el nivel de picante que estaba escrito solamente en el cartel.
En cuanto al plato, el sabor no era nada del otro mundo, un poco soso a mi gusto. La textura sí que fue curiosa, especialmente con los fideos transparentes. El plato nos costó 45 TWD.
Los fuertes
Ya era hora de conocer la ciudad. Durante el trayecto estuvimos leyendo sobre la historia de este lugar que ha sufrido diferentes invasiones extranjeras tanto de españoles como de holandeses. Eso ha dejado mucha herencia arquitectónica europea en la ciudad.
Nos compramos un pase de 80 TWD que incluía los dos fuertes y la residencia del oficial de aduanas. Se puede comprar en cualquiera de los tres sitios.
Empezamos con la Residencia del Oficial de Aduanas y fue como pasearme por el campo de mi abuelo. La arquitectura española está muy presente en este sitio. Muy cerca está la Casa de las Doncellas aunque no llegamos a entrar. Justo en frente estaba la universidad y dentro de ésta una iglesia presbiteriana donde quisimos entrar, pero estaban en misa. Nos conformamos con dar un paseo por el campus universitario.
Lo siguiente que vimos fue el Fuerte Santo Domingo, mi favorito. Estaba lleno de gente y grupos escolares lo cual hizo la visita un poco incómoda. Mereció la pena pasearse por todas las habitaciones, prisión y cocina, ver los cañones y conocer más sobre la historia de la ciudad.
Después de esta experiencia, disfrutamos de un agradable paseo por el puerto y contemplamos varios edificios de ladrillo que en el pasado sirvieron como almacenes y que ahora habían sido convertidos en museos y espacios interactivos, todos de acceso gratuito.
Llegamos al Fuerte Hobe que en nada se parecía al de Santo Domingo. A día de hoy se conserva casi intacto. Tiene un muro de 6.5 metros de altura al que puedes subir. Justo detrás del fuerte está el Cloud Gate Theater, que destaca por su diseño y sus figuras. Y cerca está también el Santuario de los Mártires. No es que sea un gran sitio, pero es tranquilo.
La calle comercial y el té de burbujas
Tras finalizar nuestras exploraciones, alrededor de las 17:00, regresamos en autobús a la estación de trenes. Mientras mi pareja, cansado de andar, se fue a tomar algo, yo decidí pasear un poco más por Tamsui. Durante mi caminata, descubrí una antigua locomotora, una roca con connotaciones espirituales y el Templo Qingshui.
En mi camino de vuelta hacia la estación, pasé por una animada zona comercial repleta de tiendas. Aproveché la oportunidad para explorar las opciones de souvenirs. Tengo la costumbre de comprar un imán para la nevera de cada país que visito, por lo que no pude resistirme y me hice con uno.
Antes de coger un tren para regresar a Taipéi, decidí probar el famoso té de burbujas. Me pedí el Pearl Milk Tea y tengo que confesar que me encantó. Destaco al dueño de la tienda que me habló en español sin yo decirle que era española. Fue muy agradable conmigo.
Así culminó mi aventura en Tamsui, llena de descubrimientos y experiencias memorables.
Mercado nocturno
Al regresar a Taipéi, estábamos ansiosos por visitar un mercado nocturno y cenar. Decidimos dirigirnos al Mercado Nocturno de Ningxia. Se trata de una larga calle con cientos de puestos de comida que olía genial (excepto el puesto de tofu apestoso). La parte negativa era que el pasillo era muy estrecho, lo que dificultaba la movilidad.
Aprovechamos para probar varios platos de diferentes puestos, como un pincho de carne y verduras, un hotdog coreano, y uno de los platos que estábamos deseando probar en Taiwán, el Xiaolongbao (小籠包), que son unos deliciosos panecillos de carne al vapor servidos en una cesta de bambú.
Tras esto, volvimos al hotel a descansar a las 20.00 tras un largo día.
Al día siguiente nos tocaba visitar uno de los lugares más turístico de Taiwán:
Taiwán día 3: Yehliu, Keelung y Jiufen