Taiwán día 11: el Parque Nacional Taroko

Ruta Jiuqudong (Tunnel of Nine Turns) en el Parque Nacional Taroko

Por fin llegó el día de unos de los lugares estrella de los que queríamos visitar. Yo soy más de ver templos mientras que mi pareja lo es de paisajes, así que por él añadí esta parada a nuestra ruta.

Comienza la aventura

25 de marzo de 2023

Partimos desde la estación principal de Hualien con un autobús que nos llevó hasta una de las rutas que queríamos hacer: Jiuqudong (Tunnel of Nine Turns) Trail. Solamente nos bastó con la subida en el bus para ver los impresionantes paisajes de este parque nacional.

Jiuqudong (Tunnel of Nine Turns) Trail

Tras una mala mañana, el sol comenzó a salir y nos hizo empezar con buen pie. Os puedo asegurar que la garganta es impresionante. Acabas parándote en cada uno de los miradores para asomarte y verlo todo mejor. Te sientes pequeño al verte envuelto entre las altísimas montañas.

Este tramo nos duró menos de 30 minutos. Fue un camino recto de ida y vuelta en llano, así que es accesible para todos los públicos.

El puente colgante

La siguiente ruta que realizamos fue Yanzikou Trail. La hicimos en un solo sentido y nos duró menos de 30 minutos. No fue tan impresionante como la primera, pero es accesible para todos.

piedra con forma de elefante en el mirador Liufang

Reconozco que Idas Trail no formaba parte de mi plan, pero nos llamó tanto la atención un puente super alto que quisimos subir. Este trayecto sí se me hizo muy difícil porque eran escaleras hacia arriba. Nos llevó casi 30 minutos. El recorrido es pura vegetación, lo cual lo hace un poco aburrido si lo comparábamos con los increíbles paisajes que habíamos visto.

Yanzikou Trail

Arriba había cola para entrar y es que solo podían dejar pasar a un número determinado de personas. Tuvimos que esperar un poco para cruzar el puente Buluowan. Este plan improvisado resultó ser una experiencia inolvidable. Desde arriba tenías unas vistas impresionantes. Además, el suelo del puente te dejaba mirar hacia abajo lo que podía llegar a provocar un poco de vértigo.

puente Buluowan

La amabilidad de los taiwaneses

Después de esto el tiempo empeoró y comenzó a chispear. Decidimos esperar junto al Taroko Village Hotel a que pasara un autobús para ir al santuario Changchun. Para nuestra desgracia, el autobús no llegaba y no parecía que fuera a pasar hasta una hora después.

En ese momento, se nos acercó un hombre mayor taiwanés y nos ofreció a llevarnos en su coche hasta Hualien. Viendo que el tiempo no acompañaba, aceptamos.

Resultó ser un jubilado a quien le gustaba ir de vez en cuando por Taroko. Estuvimos hablando de muchas cosas e incluso nos invitó a ir a comer.

vistas desde el puente Buluowan

Mientras bajamos vimos el santuario Changchun, me hubiera gustado haberle dicho de pasarnos a verlo, pero ya que nos había ofrecido llevarnos sin cobrarnos nada, no quise molestarle. Me conformé con unas fotos desde el coche y prometiéndome que volvería algún día.

Al final el señor nos dejó en la estación de Hualien e intercambiamos el Line. Le estamos agradecidos de que nos ayudara a cambio de nada.

La niña que sabía inglés

Para cenar decidimos ir al restaurante donde había comido mi pareja la noche anterior y que me recomendaba, pero estaba cerrado. Así que dimos un paseo para encontrar algún sitio. Tengo que reconocer que Hualien fue el lugar donde más cucarachas vimos de todo Taiwán, misteriosamente, todas muertas.

Finalmente encontramos este sitio donde acabé comiendo chǎofàn (炒飯), arroz frito por 45 TWD.

chǎofàn

Me voy a llevar siempre en el recuerdo este lugar porque mientras estábamos esperando a que nos sirvieran se me acercó una niña pequeña (hija de los dueños) y se puso a conversar conmigo en inglés. Me pareció increíble el dominio del idioma que tenía pues no paraba de hablar. Toda su familia se asomaba para verla e incluso le dijeron que dejara de molestarme, pero yo les decía que no pasaba nada. Me encantó haber tenido la oportunidad de hablar con ella.

Reconozco que en Hualien nos trataron de maravilla y gracias a eso, me enamoré más del país.

El siguiente capítulo de este diario hablaré de mi último día en Taiwán:
Taiwán día 12: adiós Taiwán

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