Los siguientes dos destinos en mi viaje de varios días por Japón son bastantes famosos, especialmente uno de ellos que es Patrimonio de la Humanidad. Aquí te hablo de mi viaje a Shirakawa y Kanazawa.
Mi viaje a Shirakawa
4 de noviembre de 2019
Nos levantamos bien temprano para despedirnos de Takayama. Tuvimos suerte de que nuestro hotel estaba justo al lado de la estación de buses, por lo que no tuvimos que andar mucho. Nuestro siguiente destino era Shirakawa, posiblemente, el lugar al que más ganas tenía de visitar de todo Japón. Si te gusta el mundo del anime es muy probable que hayas visto (u oído hablar) del anime y videojuego Higurashi no Naku koro ni. Este anime transcurre en la preciosa aldea Ogimachi, en la región de Shirakawa. Una serie llena de misterios y en un lugar aislado y tradicional.
A las 8:30 llegamos a este lugar tras atravesar muchas montañas y túneles. Estaba mucho más escondido de lo que imaginaba. Pero cuando el pueblo se abre ante tus ojos desde la carretera es increíble.
Lo primero que hicimos fue subir al mirador del castillo. Una subida bastante asequible corta. Desde allí se puede apreciar todas las casitas gasshō-zukuri y el río que lo atraviesa. Creo que es el mejor sitio para comprobar lo aislada que está la aldea. Las fotos que hice no le hacen justicia (ojalá tuviera una cámara mejor). Me hubiera pasado horas en ese mirador, pero teníamos apenas tres horas para visitarlo todo, así que nos pusimos manos a la obra.
Las casas gassho-zukuri
Lo primero que hicimos fue irnos al lugar más apartado de la estación de autobuses para acabar la visita directamente allí. Fue una caminata de un poco más de 15 minutos. El pueblo es realmente pequeño (al menos esta zona turística). Empezamos en el Santuario Hachiman, que para mi gusto es un santuario más como los millones que hay en el resto del país. Estábamos totalmente solos allí, algo que agradezco pues creo que así se pueden disfrutar mejor los lugares.
Luego visitamos el Templo Myozenji, único templo del mundo con tejado de estilo gashho-zukuri. Era bastante grande con 15 metros de altura.
Luego fuimos a visitar una de las casas visitables por dentro: la casa de la familia Kanda. Aquí nos juntamos con varios tours chinos y fue una experiencia horrible. Casi no había espacio para ver el interior con tranquilad. Lo peor fue cuando decidimos subir a las plantas de arriba. Nos quedamos atascados porque no podíamos subir ya que no paraba de bajar gente. Aquí me preocupé por el tiempo porque teníamos el billete comprado a cierta hora y no podíamos ni subir ni bajar. Nos pasamos allí varios minutos sin poder hacer absolutamente nada. Hasta que finalmente terminamos de subir para ver el almacén en la planta de arriba.
Siendo sincera, las casas impresionan mucho por fuera, pero por dentro no me parecen nada del otro mundo. Una casa antigua japonesa típica. Tal vez lo más interesante es ver el sistema de calefacción de estos lugares.
Una vez fuera, nos echamos la típica foto con las casitas de fondo y unos espantapájaros. Me hubiera encantado pasar más tiempo aquí, incluso varios días, algo que no descarto hacer en un futuro. Sin embargo, teníamos que ir al nuestro siguiente destino. Aquí termina mi viaje a Shirakawa.
Mi viaje a Kazanawa
Llegamos a la ciudad de Kanazawa alrededor de las 12, dejamos atrás la racha de pequeños pueblo para meternos de lleno en una gran ciudad. Lo primero que hicimos fue visitar el Jardín Kenrokuen, considerado uno de los tres jardines más bellos de Japón. La primera impresión fue bastante decepcionante, posiblemente ocasionado por lo apagado que era el paisaje. No olvidemos que lo visité en noviembre, tal vez si hubiera ido en primavera o verano la impresión hubiera sido muy distinta.
Dimos un largo paseo observando sus estanques y sus árboles. Llegamos a pasar aquí casi una hora y media, debo reconocer que era bastante grande. Si no acostumbras a ver jardines japoneses, creo que es un lugar muy recomendable.
Conociendo la ciudad
Muy cerca se encuentran las ruinas del castillo de Kanazawa. Lo que queda del castillo es casi nada, pero los extensos jardines verdes que hay justo en frente me gustaron. Un lugar perfecto para tumbarse y echar una tarde de charla. Estuvimos descansando aquí un buen rato.
Tras eso, pasamos por el foso y terminamos de ver la reconstrucción del castillo hasta acabar en la parte trasera, donde nos encontramos con el jardín Gyokuseninmaru. Un lugar muy pequeño, pero que me gustó bastante. Tal vez porque estaba vacío y porque parecía un jardín en miniatura en comparación al Jardín Kenrokuen.
Luego paseamos por la ciudad hasta llegar al distrito Nagamachi, un distrito de samuráis. Reconozco que es un lugar muy bonito y agradable de pasear.
Ya se estaba haciendo de noche por lo que decidimos volver al Jardín Kenrokuen para visitarlo esta vez de noche. Durante algunos días del año, este lugar abre de noche. Nosotros coincidimos con uno de esos días así que quisimos ver cómo era iluminado. La experiencia fue totalmente distinta. Por un lado, había menos gente, y por otro, es bastante mágico ver los estanques reflejando los árboles iluminados. Me encantaría mostraros fotos, pero salieron horriblemente mal por la falta de luz.
Volvimos finalmente a la estación principal para ver uno de los iconos de esta ciudad: la puerta Tsuzumi. Una que había visto muchas veces en serie de anime y por fin la tenía ante mis ojos.
Con esto concluía mi viaje a Shirakawa y Kanazawa pues por la noche teníamos un bus nocturno de vuelta a Tokyo.
El siguiente viaje largo lo haría con un grupos de amigos y visitaríamos varias ciudades importantes de Japón:
Japón día 15: la alocada ciudad de Osaka