Japón día 13: el castillo de Matsumoto y el pueblo de Takayama

Festival del Castillo de Matsumoto

Este sería mi primer viaje a la región Chubu con el objetivo de visitar algunos de los lugares más icónicos de Japón. Aquí te contaré mi viaje a Matsumoto y Takayama.

El cuervo negro

3 de noviembre de 2019

Partimos desde muy temprano de la estación de Shinjuku a la ciudad de Matsumoto. Fue un viaje tranquilo con unos paisajes montañosos increíbles. Aquí fue la primera vez que vi el Monte Fuji, curioso porque ya había estado en la cima.

Al llegar notamos un ambiente movido y es que se estaba llevando a cabo un festival en los terrenos del castillo y alrededores. Había muchísima gente vestida con trajes de la época mientras desfilaban. También había una exhibición de tiro con arco.

Castillo de Matsumoto
Castillo de Matsumoto

En cuanto al castillo, conocido como «el cuervo negro», era impresionante. Pasó a convertirse en uno de mis favoritos del país al instante. Lo recorrí entero por fuera maravillándome con su color y es que encima es muy fotogénico.

Cuando decidimos entrar la cosa se complicó. Había una cola enorme y tardamos al menos una hora. Su interior fue decepcionante ya que se encontraba completamente vacío. Entre eso y que teníamos que ir recorriéndolo entero en fila, hizo que la visita fuera tediosa.

Festival del Castillo de Matsumoto
Festival del Castillo de Matsumoto

Al salir nos quedamos un rato observando parte de la actuación. Luego nos acercamos al santuario Yohashira que estaba precioso rodeado de árboles cubiertos de rojo. Como nuestra visita llegaba pronto a su fin pusimos rumbo a la estación de autobuses. No sin antes probar el calamar frito en uno de los puestos de comida que pusieron en la calle.

Llegamos a Takayama

Cogimos un bus para llegar al pueblo de Takayama. Estaba anocheciendo por lo que nos dimos prisa por intentar conocerlo. Nuestra primera parada fue el Templo Hida Kokubun-ji con su pagoda de tres pisos y su árbol ginkgo de más de 1.200 años.

Árbol ginkgo del Templo Hida Kokubun-ji en Takayama
Árbol ginkgo del Templo Hida Kokubun-ji en Takayama

Después fuimos paseando por sus calles, que estaban desiertas, y fue como viajar a otra época. Qué casas tradicionales más bonitas. Me encantó perderme por ellas y es lo que más recuerdo con el tiempo de Takayama.

Visitamos también el Templo Takayama Betsuin y el Santuario Sakurayama Hachimangu donde se nos hizo de noche. Lo poco que vimos de este último sitio debo reconocer que me encantó. Tal vez fuera el ambiente nocturno. Después pasamos por su gran puerta torii, al lado del río, que hasta ese momento era la más grande que había visto en Japón.

Santuario Sakurayama Hachimangu de Takayama
Santuario Sakurayama Hachimangu de Takayama

Caminamos junto al río buscando un lugar donde cenar y acabamos en un pequeño restaurante donde servían soba de carne de Hida (carne de res de calidad). Debo reconocer que estaba buena, pero me sabía igual que la que me preparaba mi madre. A día de hoy dudo mucho que fuera de muy buena calidad ya que años después probaría la carne wagyu de verdad y ni pinta de comparación.

Soba de carne de Hida en Takayama
Soba de carne de Hida en Takayama

Con la barriga llena volvimos al hotel a descansar.

Mi viaje a Matsumoto y Takayama fue muy breve, pero debo reconocer que disfruté los dos sitios muchísimo. Especialmente Takayama que fue una gran sorpresa.

Al día siguiente llegaría al lugar que más ganas tenía de conocer de Japón:
Japón día 14: la preciosa Shirakawa y Kanazawa

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